Girando...
Un ciclo constante que se repite sin cesar pero que en cada vuelta nos muestra más o menos lo mismo que en la anterior, sin cambiar el paisaje, sin variar los acontecimientos, sin sorprendernos con cosas nuevas...
Desde este pequeño espacio espero poder mostrar cosas de mi.., espero poder hacer que incluso en la distancia vayais sabiendo quien soy y como soy. La vida aporta muchas cosas y tambien la opción de crear espacios como este.. donde ser una voz entre la multitud... Espero que alguien la oiga y aprecie sus palabras...
Compartir una sonrisa...
Compartir una sonrisa es algo que parece simple, es algo que parece que todos podemos hacer, que todos podemos llegar a compartir. Pero en cambio, compartir una sonrisa y que esa sonrisa sea de corazón, de verdad, de sentimiento..., es algo que se da en muchas menos ocasiones.
Y es que para compartir de verdad una sonrisa..., esa persona con quien la compartes ha de ser una persona que te haga sentir que sonreirle..., que te sonría es algo que nace por que así lo sientes...
Y esas sonrisas compartidas no tienen precio, porque son las sonrisas mas caras, las que nadie puede pagar porque no se pueden comprar...
Te sientas en una mesa, con alguien que desde un pasado lejano a vuelto. Alguien que era parte de esa vida compartida hace 30 años, en que un grupo de gente se interrelacionaba y crecían, con sueños confesados y otros silenciados, pero que en ese compartir tiempo y momentos creaban lazos... más o menos fuertes, más o menos débiles, pero lazos que tras casi una vida podían permitir que algunos de ellos se dijeran que porque no volver a acercarse a aquellas personas que en su día fueron parte de uno y compartían con uno sonrísas y vivencias...
Te sientas en una mesa con esa persona con la que has visto y ella ha visto que si en aquellos tiempos lejanos había unión, nada debía impedir que esa unión pudiese existir en el día de hoy..., tras una vida vivida y tras muchas cicatrices creadas en el cuerpo, en el alma y en el corazón de ambos...
Te sientas en una mesa y piensas que vas a compartir recuerdos de aquellos tiempos, recuerdos de aquellos amigos comunes, recuerdos de aquellas vivencias vividas, recuerdos de anécdotas sucedidas, recuerdos..., recuerdos..., recuerdos... Y entonces, pensando o creyendo que eso es lo que vas a compartir en esa mesa..., descubres que no se habla del pasado, que no se habla de aquello vivido, que no se habla de historias ya casi olvidadas, que no se habla de recuerdos...
Te sientas a una mesa con esa persona regresada de una vida vivida hace una vida y lo que haces es compartir sonrisas..., que es mucho mas bello que los recuerdos.
Y es que si compartes recuerdos compartes aquello que unió a las personas en el momento en que aquello pasó..., pero si compartes sonrisas, compartes lo que esa persona es..., lo que esa persona significa, lo que esa persona vale, lo que en esa persona valoras, lo que en esa persona encuentras, lo que esa persona...
Si..., es bello compartir recuerdos, pero si descubres que cuando esperas sólo compartir recuerdos encuentras que puedes y quieres compartir sonrisas... eso es síntoma de que ese alguien regresado del pasado no es sólo parte de un pasado, si no que es parte de un hoy, de un presente y que si antes era parte de la vida de uno... hoy sigue siéndolo..., aunque una vida haya pasado.
Compartir una sonrisa..., que bello es si la compartes con quien te la entrega y con quien la recibe...
Sigamos compartiendo sonrisas...
365...
Una cifra que podría no ser nada, pero que sin duda todos asociamos con algo.. y ese algo es el tiempo que dura un año, son los días que se recorren para que un año nazca, crezca y muera. Son un conjunto de muchas horas que vivir, que compartir, que sentir...
365...
Es lo que queda frente a nosotros, 365 días para que este año recién nacido nos aporte algo y nos haga ver si al final la vida es igual o si tan sólo ha sido un año mas que ha pasado por nuestra historia. Esa historia que para unos es mas larga que para otros, pero que sin duda es la que ha conformado nuestras vidas, pero que también sin duda es una historia viva y por ello... sigue escribiéndose y en este año 2010, un nuevo capitulo de la misma esta siendo redactado...
365...
Esos son los días que marcan un año, aunque ya algunos han pasado, pero no por ello dejamos de desear que este año sea "el año". Ese en que aquello que queremos, que soñamos, que queremos que deseamos suceda o siga sucediendo, porque nunca dejo de pensar que hay gente que ya ha alcanzado ese sueño deseado y que lo que desea ahora en este año y en los venideros es que su sueño perdure en el tiempo...
365...
Y ese número tal vez sea también el número de deseos que se formulan cuando el año llama a la puerta para iniciar su camino. Aunque seguramente... ya hoy, pasados unos días del año ya ni siquiera recordamos que deseamos en aquel momento en que las campanadas decían adiós a 2009 y bendecían la llegada de 2010. O también es posible que ni siquiera deseásemos algo, porque al final.. los deseos no se cumplen y por ello dejamos de desear, dejamos de soñar, dejamos de creer en que algo puede pasar, en que algo puede cambiar, en que algo... esta por llegar...
365...
Y es verdad que cuando me di cuenta que tenía esos día frente a mi para vivir un nuevo año, nada pasó por mi mente, porque como tantos otros la ilusión de esperar un deseo se me ha ido desvaneciendo, aunque... ¿por qué no creer en ella?, ¿por qué no volver a recuperar eso que nos acompañaba cuando eramos mas niños, mas jóvenes?, ¿por qué no dejar que de nuevo los deseos y las ilusiones asalten nuestra mente?, ¿por qué no creer de nuevo que todo puede suceder?...
365...
Un número recurrente que todos conocemos, asociamos y sabemos, porque cada año (con excepción de esos maravillosamente caprichosos años bisiestos), vuelve a llegar a nuestras vidas para regalarnos 365 días llenos de posibilidades, 365 días llenos de nuevas sensaciones, 365 días aún por escribir. Dejemos que los días avancen creyendo en lo que nos aportarán, en lo que nos regalarán..., porque aunque a veces no lo sepamos ver, la vida es un regalo y ese regalo llamado vida nos ha vuelto a dejar frente a nosotros 365 días para que vivamos ese regalo y sepamos valorarlo, apreciarlo, quererlo y compartirlo...
365...
Si, esa noche no deseé..., esa noche en que nació el 2010 no soñé con que durante esa cifra recurrente de días mi vida iba a cambiar o podía cambiar, pero hoy, mientras dejo que mis dedos plasmen pensamientos en palabras, siento que... ¿por qué no?. Y mi respuesta es que SI, que hay que desear, que hay que tener ilusiones, que hay que creer que en ese regalo de vivir aún nos queda mucho para disfrutar, mucho para sentir, mucho para compartir. Y desde hoy en adelante, mientras los 365 días avancen cada día amaneceré pensando que este año, mi vida mejorará, porque aunque no sepa que..., algo sucederá, algo cambiará o algo se reafirmará, pero que..., sea lo que sea , sea como sea..., daré las gracias a la vida por darme un día y más y durante unos nuevos 365 días la oportunidad de seguir soñando, de seguir deseando, de seguir creyendo...
365...
Han pasado pocos de esos días pero... ya tengo un motivo para dar las gracias, para ver que mi renovada "fe" en creer que las ilusiones han de seguir vivas, esta muy justificado... Y mi motivo es comprobar como volviendo de un pasado olvidado, de una casi adolescencia enterrada, el año que se fué me devolvió personas que nunca mas pensé volverían a mi vida... y en este año recién nacido, una de esas personas me ha sacado de mi letargo y me ha hecho sentir que había que plasmar en palabras la ilusión por volver a tener ilusión... ¡¡Gracias Ana!!...
El día invitaba a ello y mis pies me han llevado a recorrer los caminos de mi ciudad. Esa ciudad que me vió nacer, que me vió crecer, que ha estado toda la vida junto a mí y que cada noche me abraza al dormirme y me da sus buenos días al amanecer...
Mi ciudad..., esa ciudad que siempre llevo en mi corazón y de la que me confieso admirador. A veces me olvido de lo mucho que la quiero y por ello me gusta de cuando en cuando reafirmarme en ella y recorrerla de nuevo, redescubriendo una vez mas sus maravillosos encantos, sus cautivadores imágenes y sus maravillosos rincones...
Nace ella en la cumbre baja de esa montaña que la corona, de esa atalaya que está ahí como guardián de su belleza, como lugar donde observar desde la altura todo el espacio que ella ocupa. Montaña conocida por su encanto como la montaña mágica..., desde donde en distintos lugares se aprecia la totalidad de la urbe espléndida que se abre a sus pies...
Y en los pies de ese guardián, engalanado por una ermita coronada con un Cristo que da la bendición a la vida que alberga, se extiende mi ciudad. Una ciudad que alberga un parque modernista que es un lujo a los sentidos, que es un espacio destinado al solaz, al paseo mientras te pierdes en la observación de sus múltiples detalles. Un parque nacido de la mente privilegiada de un avanzado a su tiempo y que de un frustrado proyecto burgués nos dejó un legado lleno de columnas sugerentes, una oda a la belleza construida desde los restos de algo derruido, unos paseos engalanados de estructuras fantasiosas que hacen fantasear aun más, un parque donde extasiar y extasiarse recorriéndolo y a su vez observando ahí, a sus pies y entre mosaicos de colores, el resto de esa ciudad que nos espera...
Una ciudad llena de rectangulares calles, dechado del orden urbanístico y que hace que pasear entre ellas sea una constante repetición de espacios engalanados de mil y un balcones, de mil y un entramado de ventanas y terrazas. A derecha e izquierda de alá por donde avances algo te gusta, algo te atrapa, porque en cada espacio igual nace algo distinto. Calles largas en las que se reconoce el Norte y el Sur, en que al final de ellas se ve siempre el destino hacia el que avanzamos... Un dédalo de travesías que hacen que conocerla sea la sencillez llevada a la comodidad del visitante.
Y en medio de esas travesías que componen un armonioso tablero se alza una de las joyas de la corona... Con sus torres desafiantes, con sus torres erguidas al cielo clamando por su solemnidad. Ahí está ella, en constante construcción que nos hace ver que las obras maestras siempre siguen creciendo en busca de la excelencia..., donde cada día vemos mas de como es, de como se pensó, de como se ideó... y que siempre presente nos dice que es uno de los símbolos que embellece la ya de por si bella ciudad...
Recorriendo la ciudad, sin dejar de mirar y admirar siempre se termina por llegar a los que se conoce por su centro, a esa plaza que sin ser nada especial se convierte en algo especial, porque es como el corazón de la ciudad, desde donde latido a latido impulsa a la gente a recorrer sus calles en todos y cada uno de los caminos que en ella nacen..., llevándonos a recorrer ese elegante, amplio y seductor paseo lleno de las mas selectas tiendas pero que a su vez acoge la humildad de todo el que por el paseamos empapándonos de la esencia de sus gloriosos edificios y que se engalana en su parte alta por esas dos joyas monumentales que ideó el mismo que ideó ese parque maravilloso que está en mi ciudad, el mismo que ideó esa joya que ilustra la cuadricula perfecta de calles. Dos edificios que por sus curvas que por su singularidad, que por su atractivo, que por su originalidad, que por su encanto..., se han convertido en lugar ineludible de peregrinaje para todo el que visita mi ciudad...
Pero los latidos de ese centro neurálgico que palpita sin cesar, bombeando gente a todos los lugares de su extensión urbana, también envían gente a recorrer ese paseo arbolado, hervidero de gente, hervidero de colores, hervidero de acentos, hervidero de anécdotas..., lugar donde observar y ser observado, donde disfrutar de esas maravillosas estatuas humanas que dan un toque exótico a un paseo ya de por si exótico. Un paseo que te lleva al mar, a ese mar que acaricia la ciudad, que la envuelve en su suave murmullo, que la refresca al tiempo que le abre una puerta azul a un infinito horizonte.
Mi ciudad.., llena de calles intrincadas en su añejo casco antiguo, llena de maravillosos y bucólicos rincones por los que perderse, empapándose en la esencia de lo que seria vivir tras sus murallas, a la sombra de su catedral y caminando por estrechos callejones sombríos...
Mi ciudad.., esa que frente al mar presenta su otro peñón, que deja a los pies, por un lado la ciudad y por otro la vastedad del mar. Un lugar que sirve para ver de nuevo la inmensa belleza de una urbe, como si un pájaro fuéramos...
Ciudad maravillosa.., llena de contrastes, donde lo viejo se une a lo nuevo, donde lo antiguo y lo moderno se superponen uno al otro, donde la frialdad arquitectónica se conjuga con la calidez de los edificios históricos, donde el disfrute diurno se pierde en el disfrute nocturno...
Hoy paseaba por mi ciudad, admirando y observando.., leyendo en los rostros de la gente el asentimiento de que estaban viendo y viviendo una ciudad maravillosa... Y mientras..., yo se que en mi rostro se reflejaba otra sensación.., la sensación de estar orgulloso de ello, porque yo me siento orgulloso de que esta sea mi ciudad...
Barcelona..., yo no se si será la más bella ciudad del mundo, ni la más limpia, ni la más cultural, ni la más rica, ni la más divertida, ni la más... No, no lo se..., pero si se que no hay otra como ella, porque Barcelona es y será MI CIUDAD!!!
Y yo... estoy enamorado de mi ciudad...